lunes, 13 de octubre de 2008

La Verdadera Historia del Rey Midas

Tántalo y Midas eran dos hermanos gemelos que pugnaban sobre cuál de ellos debía heredar el reino de su padre. Para decidir quién era el mejor dotado, el consejo de ancianos decidió dar una cabaña a cada uno y alimento para seis meses. Al año se vería quién había gestionado mejor los embates de la fortuna.
Una cosecha entera de trigo recién segada les aguardaba detrás de sus casas. Después de trillarlo, guardaron el grano. Pero, ¿qué hacer con la paja sobrante?
-Hay que quemarla -dijo Tántalo-. Esto no sirve para nada.
-¿Qué dices?¡Si eso es oro! -repuso su hermano.
Mientras Tántalo quemó al instante toda su paja y se tumbó en su hamaca, Midas la utilizó para amasar con tierra una buena cantidad de ladrillos resistentes con los que amplió su granero.
Durante unas celebraciones, una alegre romería desfiló por el camino que separaba las dos casas. El suelo quedó repleto de excrementos de los animales.
-¡Esto es indignante! -exclamó Tántalo-. Debería haber una ley para evitar que esparcieran esta porquería por la calle.
-Tonterías. ¡Nos han dejado oro! Es un regalo que deberíamos aprovechar.
Tántalo se apartó de su hermano, tomándole por loco. Por su parte, Midas recogió aquellos excrementos y los guardó como abono para sus campos cuando llegara el tiempo de la siembra.
En una ocasión, un pastor se acercó a las dos cabañas para pedir agua. Tántalo se limitó a mirar con altivez a aquel desarrapado, mientras Midas corría en busca de una jarra de agua fresca. El pastor regaló a Midas uno de los pequeños cachorros que su perra acababa de parir.
- Eres un necio -le espetó Tántalo a su hermano-. Ahora tienes otra otra boca que alimentar.
-Es verdad,pero todavía es una boca muy pequeña, y a cambio me dará muchas más cosas:ese perro es oro puro.
Un noche oscura, una zorra hambrienta se acercó a las cabañas. En una de ellas detectó el olor de un perro de caza y optó por no acercarse. En la otra cabaña, por el contrario, no reconoció aquel olor. Se coló en el gallinero y devoró la mitad de las aves que había encerradas.
Cuando, al año, los dos jóvenes príncipes fueron llamados a palacio, el veredicto del consejo de ancianos fue unánime. La vida de Tántalo había consistido en una secuencia ininterrumpida de voracidad y falta de previsión. La de Midas se resumía en una sola idea: cuando descubrimos el valor de las cosas, todo lo que tocamos se convierte en oro.
El rey proclamó a Midas como único y legítimo heredero al trono. Lleno de ira, Tántalo se dedicó desde entonces a difundir extrañas leyendas sobre Midas y su fijación por el noble metal.
Lo que nos enseña la verdadera historia del rey Midas es que, en tiempos de crisis, quien tenga una mente próspera sabrá aprovechar las oportunidades para salir adelante con humildad e imaginación.
(El oro del conserje, de José Mª de la Fuente)



¿Qué os parece la fábula? En tiempo de crisis (también) hay que pensar... aunque yo sigo diciendo que no es crisis sino DESACELERACIÓN! jejejeje!
Un saludo y hasta luego!

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